abril 18, 2024

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Carta para la otraTroya; luna-tulipán en el exilio, sobre el cielo de La Habana  

Troya:

Hoy me atrevo, después de tantos años, a enviarte estos cuantos apuntes de una vieja postal de La Habana, que al verla me incinera mis recuerdos y los apaga lento con mi cobardía.

Imposible enterrar los avivados sueños en el ayer, que dejara el paso de su brisa en mis labios…

Santa Señora, flor exiliada en esa ciudad de libertarios sueños. El aroma de café y tabaco, me despierta para brindar por su buen destino.

A estas horas de la madrugada, un mojito humedece mis labios, y a la luna, que es la misma sobre el cielo de su ciudad, le canto Rabo de nube.

No tengo, por ahora más deseo de él, que esté despierta.

Señora mándeme decir con el viento que me perdona y que me envía un último beso, como aquel primero dado por un plebeyo a una Reina.

Señora, le pregunto con sinceridad: ¿Es verdad que le pregunta al Che de mi paradero? ¿Alguna vez existió una tarjeta postal en donde el Che fue el ángel de la guarda, testigo de un beso de un plebeyo a una reina, de un país lejano?

El Viejo barrendero de la ciudad retropeyecta su memoria; ella, aún despierta, vagamente lo recuerda. Él cierra sus llorosos ojos, se bebe un último mojito y canta: «Cómo fue, no se decirte, que pasó, pero de ti me enamoré. Fueron tus ojos o tu boca”, no lo sé… Es la 01:22 de un domingo, parecido al febrero de un año igual a los huesos de éste.

Exiliada, Luna-Tulipán preciado de tu primera patria, ahora perla-luna Habanera sobre el cielo de mi Habana, a estas horas de la madrugada tu recuerdo, me quema en mi conciencia, me hace Orar de rodillas para solicitarle al gran Arquitecto del Universo me perdones, y me de esa posibilidad, antes de irme de este paraíso, de acariciar por unos cuantos segundos tus labios y tu piel de arenas doradas.

Valentín Ortiz Rebolloso / 8 de febrero de 2021