Ébano, S. L. P.- Eres mi perfidia: Eso eres…; desde que Dios ignoró mi existencia, porque uno de sus recaudadores se atrevió anexarme a la lista negra de los que no aportaban el diezmo.

Ni la cerviz inclinaban, menos que desde niño me dejaba que me la tiznaran. Imagínese de quién sería esa ceniza o tizne que me querían poner el miércoles de ceniza, a mí y a mi madre en la frente, que siempre me la besaba, porque me quería mucho, que porque salí igualito al galán gandaya de mi padre. Más no a uno de esos confundido con tanto candidateable.

Ayer le noté algo extraño a mi padrino y a mi padre; mi padrino de primera comunión no soltaba a mi padre. Hasta bailaron de a cartoncito la música de los Hermanos Acosta.

Mi madre encabronadísima de celos los veía. A ellos no les importaban las miradas ígneas de mi madre y su comadre; no sé qué traían porque no se desprendían.

La vacuna creo que los afectó; les levitó los hervores dormidos, no sabemos en qué dirección les apuntan por ahora, lo cierto es que ni nos pelan.

Y si fueron unos de esos los compadres a los que les gustó los vacunarán, o la misma les turbió sus hormonas y abusaron de los excesos, y por infarto, después de tanto buen zangoloteo, quedó como pajaritos que por el calor caen del cielo…

Imagínese que sea su viejito lindo; le sea uno de esos que no reclamaron, de uno sin nombre, o vaya usted a saber de qué garrote o de animal no santo lo cogieron para hacer ese polvo.

¿Y si con ese buen garrote por ahí golpearon a uno?

La Gente nada se guarda ….

Andan por ahí diciendo que la vacuna levanta alegrías eufóricas en los viejitos y en algunos políticos les ha traído mucho olvido, brincan de aquí para allá cuales chapulines descoloridos, y otros hasta juegan a la roña, robili-robili, gallinita ciega y a la mata tena para hacer migas con su ayer pueblo, a los que les fallaron con sus promesas.

En esta vida tan matraca, ya el mundo y en las mejores familias nos pintamos el pelo de arcoíris, lo bueno que somos inteligentes y por eso no somos homofóbicos. No vaya ser este un castigo para los líderes, militantes y candidatos, una por presumir que son ciudadanos de ideas, probos; su inmenso amor falso por su pueblo y por andar dividiendo mucho más al inteligente electorado.

Que les envió al Santito Juan del Jarro.

Del Chibolas y otros textos:  «El Choko » de Valentín Ortiz Rebolloso/ 25 de febrero de 2021