Ébano, S. L. P.- Avanzan los fragmentados sueños, algunos con sobresaltos, otros los creen seguros porque los sustentan en falsas caridades, en discursos llenos de adormideros humos.

La Cultura de los saurios aún permea vergonzosamente en las conciencias de los que no aprehendieron del doloroso transitar de nuestros abuelos y padres por los caminos de filosas volcánicas piedras, de zarzales espinosos, bajo de abrazadores soles.

Por eso los que no lucharon por tener lo que costaba, desesperados dan coletazos para olvidar su desvergüenza.

Creen a pie juntillas que eso es felicidad y dignidad.

Nada de renunciar, sólo los que saben mitigar el duelo, son los otros Dioses que requiere el pueblo.

No puedo renunciar a caminar a su lado.

Soy también un descamisado que así arribé al mundo.

De mis Padres aprendí que la libertad y dignidad no estaba en venta.

Creo en el ser que no se ata cinchos al cuello y espíritu.

Mi Abuelo era hechicero de los buenos y mi bisabuelo gambusino, alquimista que, en su mujer al fin, encontró la piedra filosofal que tanto buscó en su existencia.

V.O. Rebolloso/13042021