abril 19, 2024

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De Polvos y olvidos, entre uno y otro cafecito , 11 de mayo de 2022; un texto de Valentín Ortíz Rebolloso

Ébano, S. L. P.- ¡Ay Chemita, que bueno que te encuentro a mi paso! Estos calores y pesares me ahogan, me tienen al borde del abismo… la ansiedad es perrilla. Déjame que te cuente lo que entre sueños he vivido.

– Pues tire su verbo Doña Conchis, y desahóguese, antes de que se me olvide le deseo un Feliz día de las madres y recuerden que el día de las madres es de todos los días, recomendaré un té de valeriana para que se calme …y para los calores, no tome muy helado, no vaya ser que le dé una bronconeumonía ¡que ni Dios lo quiera!

– Pasó el día de la madre, a él se sumaron miles de mililitros de salubres gotas de agua, de retazos de telas de algodón y lino, que fueron utilizados como pañuelos para secar los ojos, que por sus hijos, el Covid les arrebató, y por los miles de hijos e hijas desaparecidas.

– Para esas nuestras madres, la justicia es espera de un largo milagro, al igual que un día termine la zozobra, que es, figurativamente, una boa que aprieta los cuerpos de sus presas.

– A sí son las desesperaciones de ellas por estirar el raquítico salario de sus esposos que, ya no alcanza más que para pagar la deuda contraída con esas tiendas que llaman al consumo y ser pasajeramente seres felices por varios días y para adquirir un poco de productos básicos.

– En estos pueblos de sentaderas chatas, de comer uñas a los que me sumo por el desempleo no hay otro futuro que roerse; ruñirse el uno al otro.

– Chemita, Esta sociedad se está pudriendo, sus vitales riquezas la misma sociedad, que aun estando consciente la está erosionando.

– ¿Que a donde iremos a parar?, no tengo la respuesta; el dizque hermano del norte, ya no nos quiere, desea mano de obra mucho más barata. Y el valor de la solidaridad ya no se practica, menos se fortalece al igual que los otros que nos convierten en sujetos humanos.

– No tengo miedo de que un día me quede sola en esta vida; de lo que tengo miedo es la inconsciencia de la gente que nos rodea, y a los cuatro vientos, a pie juntillas, expresa que cree y ama al Dios verdadero, y en la realidad es copia fiel de los hijos del averno. Ayer soñé que era cierto que éramos pirañas.

– Chido su sueño, Doña Conchis, pero muy desolador, esperemos que no sea una de esas profecías al estilo de Nostradamus, porque entonces si hay que pensarle. Para mí que solo fue una de esas malas pesadillas por usted pensadas.

– Eso espero m’hija… Ve con Dios, dejame echarte la bendición por si esta es la última ves que mis ojos te ven.

– No sea pesimista Doña Conchis, mejor piense en Don Mariano, que se ve que le echa buenos ojitos, y se ve que tiene buenos pesos por ahí ahorrados el ruquito.

– Hay m’ija, ya no estoy para esos trotes … ¡que te vaya bonito! Aquí se rompió una taza, cada quién para su casa, ¡Good Bye, my friends!

– Ah chinga’o, ya me salió picada de gringos ! No piense en eso, y tómese su té de valeriana tres veces al día… ¡Qué no se le olvide!