
Una bomba estalló en el corazón del narcotráfico internacional: 17 familiares directos de Joaquín “El Chapo” Guzmán se entregaron voluntariamente a las autoridades estadounidenses, en lo que se perfila como parte de un acuerdo entre Ovidio Guzmán López —uno de los líderes del Cártel de Sinaloa— y el gobierno de EE.UU. Este movimiento sin precedentes sacude los cimientos de “Los Chapitos” y abre un nuevo capítulo en la guerra contra el narco.
Entre los entregados se encuentra Griselda López Pérez, madre de Ovidio y exesposa del Chapo. Aunque ha sido señalada en múltiples investigaciones en México y EUA, hasta ahora no enfrenta cargos formales. También se unieron a la desbandada otros miembros clave del linaje, lo que podría significar una fuga estratégica… o el principio de una traición que reconfigurará el mapa del crimen organizado en México.
Otra figura destacada en esta deserción es Alejandrina Guzmán, hija del primer matrimonio del capo, quien está casada con Édgar Cázares, supuesto sobrino de “La Emperatriz del narco”, Blanca Margarita Cázares Salazar. Su boda en Sinaloa fue todo un evento del jet-set criminal, y ahora su entrega pone bajo la lupa a toda la red financiera que operaba en la sombra del cártel.
La huida fue planeada con precisión quirúrgica: según el periodista Luis Chaparro, los familiares partieron de Jesús María, Sinaloa, hacia Tijuana en avión privado. Allí, en plena frontera, agentes del FBI los esperaban para facilitar su entrada al territorio estadounidense. El operativo fue limpio, silencioso… y cargado de secretos.
Este éxodo familiar masivo es interpretado por analistas como una señal de debilidad de Los Chapitos, una posible antesala de fracturas internas o un intento desesperado por buscar protección ante el inminente avance de las autoridades o grupos rivales. Todo indica que Ovidio Guzmán habría pedido garantías para sacar a sus familiares del país como parte de su trato con Washington, el cual podría revelarse parcialmente el 6 de junio en una audiencia judicial clave.
Mientras tanto, los tentáculos del clan Guzmán se repliegan. Joaquín “El Chapo” Guzmán, preso de por vida en EE.UU., tuvo 10 hijos con tres mujeres distintas: Alejandra Salazar, Griselda López y Emma Coronel. Ahora, parte de esa descendencia está optando por colaborar con la justicia, lo que deja en evidencia que ni siquiera los imperios del narco son inmunes a las grietas que surgen desde adentro. La presión internacional, los procesos judiciales y la traición familiar podrían significar el principio del fin para el Cártel de Sinaloa tal como lo conocemos.