Cronica de un concierto ¡Con Caifanes la célula explotó en San Luis Potosí! Y agradó a varias generaciones y se convirtió en una demostración de convivencia familiar  (Galería)

El Teatro de la Ciudad del Tangamanga II fue el escenario donde la noche del viernes se vivió una verdadera fiesta familiar al ritmo del rock mexicano. Caifanes, ícono indiscutible de la música nacional, reunió a centenares de asistentes de todas las edades: desde seguidores de los años 80 y 90, hasta jóvenes y niños que sorprendieron al corear cada una de las canciones, demostrando que el legado de la banda trasciende generaciones y sigue más vigente que nunca. 

El ambiente que era de total convivencia, familias completas, padres con hijos, e incluso abuelos de los nuevos seguidores de la banda y grupos de amigos se dieron cita para compartir la experiencia de ver a una de las agrupaciones más emblemáticas del país por lo que en punto de las 21:18 horas de este viernes 16 de mayo abrieron el escenario y reiterar que lo más llamativo fue la naturalidad con la que los más jóvenes entonaban clásicos como “La célula que explota” o “Afuera”, evidenciando que Caifanes se ha convertido en una referencia musical obligada para nuevas y viejas generaciones. El recinto, aunque no cuenta con la acústica del Tangamanga I, cumplió con el aforo y la emoción de los presentes superó cualquier detalle técnico. 

El concierto arrancó entre gritos y aplausos con “La Tempestad”, para después desatar la euforia colectiva con temas como “No dejes que…”, “Los dioses ocultos”, “Nubes” y muchos más. Uno de los momentos más emotivos fue cuando la banda interpretó “Pachuco”, éxito de sus contemporáneos Maldita Vecindad, en un homenaje vibrante al saxofonista potosino Sax, cuyos solos fueron recreados con arreglos que hicieron estremecer al público. 

A mitad del espectáculo, Saúl Hernández tomó el micrófono para compartir un mensaje que contrastó con la tendencia actual de la música popular. “Se necesitan nuevas generaciones que no piensen en el suicidio ni en cuestiones bélicas. La vida es buena y en nuestro México hay que vivirla; la música sirve para una experiencia de vida”, expresó, en clara alusión a la diferencia entre el rock de contenido social y los corridos bélicos o tumbados que hoy dominan las listas, pero carecen de una cultura constructiva que destruye la familia y el entorno social. 

La banda también hizo una pausa para reproducir “Sin miedo” de Vivir Quintana, recordando el aumento de feminicidios y la importancia de promover más hombres y menos machos, reafirmando el compromiso social que siempre ha caracterizado a Caifanes. Canciones como “Inés” sirvieron para abordar temas sensibles como la prevención del suicidio, generando conciencia entre los asistentes. 

El fue espectáculo un derroche de energía y emociones. Las luces, los efectos visuales y las pantallas laterales crean una atmósfera envolvente, pero lo más importante fue la conexión entre los músicos y su público. Al final de más de dos horas de música, Saúl Hernández, Alfonso André, Diego Herrera, Rodrigo Baills, Marco Rentería y Rodrigo Benítez se despidieron agradecidos, dejando claro que la música de Caifanes es un puente entre generaciones y una experiencia de vida que sigue inspirando a México.