En Yucatán, sobre la carretera Motul–Telchac Puerto, se encuentra el rancho “Tierra de Osos”, una lujosa propiedad de aproximadamente 40 hectáreas perteneciente al senador Jorge Carlos Ramírez Marín, hoy integrante del Partido Verde Ecologista de México (PVEM). De acuerdo con el medio local Sol Yucatán, los terrenos fueron adquiridos entre 2007 y 2012, durante la gestión de Ivonne Ortega como gobernadora del estado, a precios muy por debajo de su valor real, cuando todavía pertenecían a ejidatarios de la región.
El político yucateco, quien fue titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) en el gobierno de Enrique Peña Nieto, habría pagado entre 40 mil y 50 mil pesos por estas tierras. En 2014, su hijo Guillermo Jacobo, entonces de apenas 19 años, también se benefició al adquirir 400 mil metros cuadrados de terrenos ejidales cercanos, justo meses antes de que Ramírez Marín dejara el cargo en Sedatu.
Según el reportaje, dentro del rancho se pueden encontrar cabezas de ganado, cuatrimotos, comedores para 40 personas, albercas, muebles ostentosos y hasta carreteras antiguas como parte de la propiedad. También se menciona la existencia de salones de fiestas, baños de lujo, obras de arte y cantinas, además de una residencia principal donde el senador organiza eventos exclusivos con políticos y allegados.
La periodista Lourdes Mendoza dio a conocer recientemente en redes sociales la existencia de este rancho, al que calificó como una muestra de la incongruencia del legislador, recordando que pasó “de vivir en una casa de interés social al Club Campestre”. Incluso aseguró que el senador compró “la enorme villa de Armando Manzanero y su rancho Tierra de Osos en Yucatán, que creció exponencialmente en los tiempos de Peña Nieto”.
Aunque el inmueble no es habitado de manera permanente por la familia Ramírez Marín, extrabajadores y vecinos de la zona confirman que la propiedad se utiliza para banquetes y reuniones privadas. Con esta revelación, el senador del PVEM se suma a la lista de políticos que, pese a presumir austeridad, mantienen lujosas propiedades millonarias alejadas del escrutinio público.
