San Luis Potosí, S.L.P.- La presencia de la inteligencia artificial (IA) en la vida cotidiana es más amplia de lo que solemos percibir, afirmó el maestro Alejandro Peña Landeros, director de la Biblioteca del Campus Guadalajara de la Universidad Panamericana y egresado de la UASLP, durante una reflexión sobre los desafíos que implica su uso en la generación y verificación de información.
Peña Landeros señaló que la IA opera de manera constante en dispositivos y plataformas que utilizamos todos los días, desde teléfonos y redes sociales hasta asistentes de voz y sistemas que procesan datos personales. Por ello, consideró fundamental comprender su funcionamiento para emplearla de manera adecuada.
Explicó que estas tecnologías se basan en modelos capaces de simular procesos cognitivos mediante aprendizaje automático y profundo, pero subrayó que no son autónomas: responden a instrucciones humanas y reproducen los sesgos o limitaciones de quienes las programan.
Uno de los riesgos más frecuentes, advirtió, es la generación de información falsa o imprecisa. Las herramientas de IA pueden producir bibliografías, citas o datos que parecen verosímiles, pero que no existen. “La verificación sigue siendo indispensable. Hay que revisar autoría, contexto y confiabilidad”, comentó.
Ante ello, destacó la vigencia de las fuentes tradicionales: bibliotecas, bases de datos académicas, revistas científicas y libros. A su juicio, estos espacios continúan siendo esenciales para contrastar lo que se obtiene en línea.

Peña Landeros también llamó a usar la IA con responsabilidad, especialmente en áreas sensibles como salud, derecho o psicología, donde un error puede tener consecuencias graves. Recordó que estas herramientas pueden orientar, pero no sustituyen el criterio profesional.
Desde su experiencia docente, afirmó que los textos generados por IA suelen ser identificables por su estilo y estructura, y aunque existen detectores, aún son limitados. Para él, el reto principal para estudiantes y jóvenes es ético: mantener la integridad académica y utilizar la tecnología como apoyo, no como reemplazo del trabajo propio.
Comparó el temor actual hacia la IA con el que en su momento generaron la escritura, las calculadoras o las computadoras. En todos los casos, dijo, la tecnología terminó potenciando la creatividad y el conocimiento.
Finalmente, señaló que el ritmo acelerado de actualización de estas herramientas dificulta mantener materiales educativos vigentes, pues plataformas como ChatGPT, Gemini o Copilot cambian constantemente. Aun así, consideró que el futuro de la IA dependerá del uso que se le dé: “Si se emplea con ética, puede convertirse en una aliada que amplifique nuestras capacidades y facilite el aprendizaje”.