Después de casi 80 años de dar servicio a un sinfín de clientes de todas las clases sociales el bar Club Conde, famoso en el Barrio de San Sebastián, por su folclor y su servicio de bebidas “espirituosas” anunció que cerrará sus puertas según informó su propietario Javier Ramírez.
Hasta hace unos días el bar ubicado en Morelos y Sevilla y Olmedo, en el famoso barrio ya citado, trabajaba normalmente, cerraban ya temprano “porque ya después de las 7 de la noche se quedaba muy solo”, el mismo propietario lo aceptaba, pero desde el mediodía todos los días de la semana era un ir y venir de parroquianos atendidos por el propio Javier, Pedro Aguilar el famoso “Costilla” y el buen “Brujo” – de trato amable y cortés-.
Lugar de esparcimiento para deportistas que después de hacer ejercicio se reunían a convivir, visitado por abogados, profesores, médicos, notarios y periodistas así como de otros gremios.
Durante años hubo clientes muy famosos y personajes distinguidos que degustaron de sus bebidas en la gran barra o en las mesas, por ahí también fue un personaje recurrente Román Gallardo Macías mejor conocido como “El Clay”, que iba cotidianamente a cotorrear con los clientes y a veces a compartir de sus sabrosas carnitas u otros platillos que elaboraba, hasta que un día lo llamó el creador para que allá ofreciera sus peleas de box en la categoría de los pesados.
Como diría un asiduo cliente por El Conde por ahí paso la pura “pipel fain” también de los contadores, líderes universitarios, bohemios y cuánta fauna citadina a la que le gustaba disfrutar de ese ambiente de cantina y que cada vez va feneciendo con el tiempo en nuestra capital potosina.
Ahora también quienes van extrañar ese ambiente y el lugar propicio para estar a gusto los sábados serán los del grupo del penthouse, en donde se degustaba desde una buena paella hasta un sabroso chicharrón, pasando por la barbacoa y mole que cocinaba el buen Javier, con unas platicas dignas de los mejores críticos culinarios, analistas políticos, deportivos y hasta de moda, que siempre tenían el mejor de los humores, que ahí se solían juntar los fines de semana, y casi es seguro que uno de los creadores de ese grupo va decir “y ahora a donde chingaos nos vamos”.
El próximo domingo 21 de julio cerrarán definitivamente esa esquina famosa que era un excelente lugar para convivir, ahogar las penas, exaltar las alegrías o como decía “Don Roch” asiduo cliente y famoso carnicero del barrio, “Vienes malo mijo, curatela muchacho, curatela o no traes pa la cura, sino yo te invito”, porque las buenas micheladas, sangrías y piedras sabían a gloria después de una agitada noche de copas.
SALUD PARA EL CLUB CONDE que dejará muchos condenados a ya no estar en ese lugar.