San Luis Potosí, El vino espumoso es sinónimo de celebración, sofisticación y momentos especiales. Su correcta elección y degustación pueden hacer que cada brindis se convierta en una experiencia memorable.
Cada tipo de espumoso posee características únicas: el Champagne, elegante y complejo, armoniza con mariscos y platillos refinados; el Cava, fresco y versátil, es ideal para tapas y quesos; el Prosecco, ligero y afrutado, complementa aperitivos y postres. Además, existen diversas opciones de regiones vinícolas que ofrecen perfiles únicos dignos de exploración.
Servir el vino a la temperatura ideal (entre 6° y 9°) es clave para preservar su frescura y burbujeo. Se recomienda refrigerarlo durante al menos tres horas antes de su apertura, evitando el congelador para no alterar sus aromas y estructura. Al abrir la botella, inclinarla a 45° y girar lentamente la base permite liberar el gas sin generar una expulsión brusca del corcho.
El tipo de copa también influye en la experiencia de degustación: las flautas conservan las burbujas por más tiempo, las tulipán potencian los aromas, y aunque las coupe son elegantes, permiten que las burbujas se disipen rápidamente.
Para una experiencia completa, se recomienda observar su color y efervescencia, percibir sus aromas y permitir que el vino pasee por el paladar, apreciando su acidez, frescura y textura.
Sea en una celebración especial o un momento de relajación, el vino espumoso siempre es el compañero perfecto para brindar por la vida. ¡Salud!