Hay algo de charlatán en todo aquel que triunfa, sea en la materia que sea. E. M. Cioran
Menudo embrollo en el que se ha visto envuelto el gobernador del estado Ricardo Gallardo por una serie de bromas jocosas en un evento público donde advertía sobre los peligros de informarse en algunos pasquines digitales que maliciosamente divulgan falsedades y calumnias sobre su administración y también de su esposa la senadora Ruth González, -que como todos ya sabemos será la próxima gobernadora de San Luis Potosí. “La verdad es que no hay una verdad, decía en una pared de la ciudad”, así dice la canción, y en cierta forma el gobernador tiene razón, existen demasiados perfiles digitales en la red que no reúnen el menor rigor periodístico al publicar unas cuantas líneas o compartir una fotografía. Ahora bien, una cosa es la incapacidad y otra la maliciosa sincronización de algunos perfiles de Facebook para replicar memes y videos editados donde se denigra al personaje casi de manera inmediata que suceden los eventos. Y debe ser algo muy molesto que haya personas que solo están al acecho de los traspiés verbales del gobernador, su cónyuge o alguno de sus colaboradores, o sea, como diría mi abuela: ya ni un pedo se puede echar a gusto uno.
Ustedes tendrán que disculpar la procacidad de mis palabras en ocasiones insulsas, en otras, dignas de un soez párvulo atorrante e inimputable, pero me conmueve que el gobernador casi ha institucionalizado el léxico ordinario como parte de su discurso chabacano, no hay nada más gracioso que observar al público gallardista festejando sus leperadas, gente tan refinada como Juan Carlos Valladares y el senador Gilberto Villafuerte, aplauden con una enjundia que ya quisieran una manada de focas. En qué momento la dura crítica de Ricardo Gallardo a la prensa marginal y falsaria se convirtió en una delirante apología del heteropatriarcado anti woke que aún se resiste a ver los avances que los colectivos impulsaron desde finales siglo pasado y apenas comienzan a dar frutos. Las acciones afirmativas, los espacios ganados en la política donde son garantizados espacios de representación para asegurar que la comunidad LGBTQIA’s se sienta parte de este amorfo e impredecible mazacote al que llamamos sociedad -y poder. aún así los gobernantes tienen que ser en extremo políticamente correctos, por qué usar la distinción de género como insulto o peor aún, como recurso histriónico para hacer mofa de algún sector vulnerable de la sociedad, no es lo más inteligente. Las motivaciones podrán ser muy diversas, pero primordialmente debe prevalecer la conveniencia más que la moral o incluso la ética.
En este mundo de hipocresía que nos tocó vivir, lo peor que le puede pasar a un político es que se divulgue un video dando una patada a un perro, sordeándose de saludar a un fan o esquivando un operativo antialcohol. Ya ni se diga eso que le sucedió al gobernador, expresándose libremente sobre alguna situación molesta como el acoso de un periodista, no importa si para ejemplificar la gravedad del hecho uno deba hacer pedazos la reputación de un fiel colaborador como Gilberto Villafuerte o que la frágil masculinidad de Juan Carlos Valladares se ponga en duda y hasta le sea atribuida cierta tendencia al movimiento -elegetebecista- “gai”. Es curioso que el gobernador eligió para “putear” al amanerado diputado federal de apellido Valladares y no al torvo senador Villafuerte, este último le gustó más para monstruo de la caverna, infanticida y caníbal. Es cierto que fue alcalde de Soledad de Graciano Sánchez y que alguna vez bailó la Chona a ritmo de los Tucanes de Tijuana en la feria de la enchilada (FENAE) pero eso qué, ¿Por qué lo discriminan? ¿Que acaso todos los “gais” deben ser estéticamente estereotipados, alegres y oler a flores de cempasúchil? En el caso del diputado federal con ambiciones de ser alcalde de la capital como su abuelo Miguel -o gobernador como nunca pudo ser ningún otro Valladares- él sí se consiguió una marida miss México y está bien relacionado en los altos niveles sociales no solo de San Luis Potosí, sino de los que pueden desayunar en Polanco y luego irse a su jale en San Lázaro. Pensándolo bien, cualquiera que lo acuse de pertenecer al movimiento puto será por envidia o complejo de marginalidad. No es el caso del gobernador Ricardo Gallardo Cardona, él es un tipo exitoso y muy seguro de su sexualidad, nadie en ese evento -ni en cualquier otro- se atrevería a poner en duda su intención de garantizar al pueblo diversión y disfrute, -siempre bajo el marco del respeto.
Así que no comencemos buscando tres pies al gato (o al candidate) que para eso la prensa digital pasquínera y mañosa se pinta sola, el gobernador no se equivoca y otra cosa es que todo mundo se haya vuelto hipersensible, ya no se pueden hacer chistes de mujeres, tampoco de homosexuales y mucho menos se puede siquiera maliciar o contar un chascarrillo donde hayan maltratado un animal doméstico porque sería incitar a un delito de odio. Dios nos salve de pretender siquiera con el pensamiento lastimar a un perrito, gato, roedor o pez. No vaya a ser que uno cause la muerte de un animal protegido en el código penal porque entonces sí, ¡escándala! Se podría enojar la señora presidenta de la moral y las buenas costumbres. No por menos en esta semana se aprobó en la Ciudad de México las modificaciones al código familiar para establecer con claridad los derechos de la custodia de una mascota cuando sus dueños toman la decisión de romper el vínculo familiar, o sea, la ley “quien se queda con el perro” se elevó a otro nivel. Me imagino que debe establecer claramente las reglas para determinar la patria potestad y cómo garantizar el libre desarrollo de la personalidad de la mascota, procurando siempre el interés superior del animal. Como decía mi abuela: y peores tiempos vendrán. Quizás en un futuro no muy lejano -no se sorprenda usted estimado lector- se aprobará una ley que permita los matrimonios multi especie. No tarda en salir el tipo que se quiera casar con su perra, su gallo o legalizar una sociedad de convivencia con sus gatos.
Ah sí, David Azuara rindió su informe como diputado federal del V distrito y no me invitaron, quizás porque ahí estuvo su padrino, mecenas y compadre Gerardo Sánchez Zumaya, amigo de Adán Augusto López y “Andy” López Beltrán, otro día a ver si me lo encuentro para tomarme una foto con la Tesla. Como sea, vino un panista rancio de apellido Doring y se dijeron palabras. Nos vemos la próxima.
@gandhiantipatro