– Duración promedio de los papados revela variedad histórica.
– Francisco abogó por una “Iglesia pobre para los pobres”, e impulsó reformas significativas dentro del Vaticano.
Ciudad del Vaticano, SLP, México. – Un análisis de la historia del papado revela una interesante diversidad en la duración de los pontificados, con una estimación promedio que oscila entre los 7 y 10 años. Esta cifra surge al considerar a los 266 sucesores de San Pedro, cuyo liderazgo, aunque de naturaleza distinta a la de los papas posteriores, se estima como uno de los más largos, extendiéndose entre 34 y 37 años.
Si bien algunos pontificados fueron breves, marcados por transiciones rápidas, otros se extendieron por décadas, dejando una huella imborrable en la Iglesia Católica y en el devenir histórico.
Entre los más extensos, destacan los pontificados de Pío IX (31 años), Juan Pablo II (26 años) y León XIII (25 años).
En este contexto histórico, el pontificado del Papa Francisco, que concluyó hoy tras su fallecimiento, se sitúa como uno de los más significativos en tiempos recientes. Habiendo asumido el liderazgo de la Iglesia Católica en marzo de 2013, el Papa Francisco superó la duración promedio de los papados, transitando por su duodécimo año como Sumo Pontífice.
Su liderazgo se caracterizó por un énfasis en la misericordia, la inclusión y la justicia social. Desde el inicio de su pontificado, Francisco abogó por una “Iglesia pobre para los pobres”, centrando su atención en las periferias geográficas y existenciales. Impulsó reformas significativas dentro del Vaticano, buscando una mayor transparencia y eficiencia en la administración.
Entre los aspectos más destacados de su pontificado se encuentran:
- Un llamado constante a la acogida de migrantes y refugiados, instando a la comunidad internacional a mostrar solidaridad y compasión.
- Su firme compromiso con la lucha contra el cambio climático, plasmado en la encíclica Laudato Si’, que resonó a nivel global más allá de la comunidad católica.
- Sus esfuerzos por fomentar el diálogo interreligioso, construyendo puentes con líderes de otras religiones en busca de la paz y la comprensión mutua.
- Una apertura hacia temas sociales complejos, promoviendo un debate pastoral y buscando caminos de integración para personas marginadas.
- La continuación de la lucha contra los abusos sexuales dentro de la Iglesia, implementando nuevas medidas y buscando la rendición de cuentas.
Tras su partida, el legado del Papa Francisco se perfila como uno de profunda transformación. Su cercanía con la gente, su humildad y su constante llamado a la empatía resonaron con millones de personas en todo el mundo, trascendiendo las fronteras de la fe católica.
Su voz se alzó en defensa de los más vulnerables y del planeta, dejando una marca imborrable en la agenda global. Aunque su pontificado no estuvo exento de desafíos y críticas, su insistencia en una Iglesia más inclusiva, misericordiosa y comprometida con los problemas del mundo contemporáneo perdurará como un faro para las generaciones futuras. Su estilo pastoral directo y su enfoque en la esencia del Evangelio han sembrado semillas de cambio, que continuarán influyendo en el camino de la Iglesia Católica en los años venideros.