En medio del escándalo por la detención de su hijo, Julio César Chávez Jr., ha resurgido una entrevista donde el legendario boxeador mexicano, Julio César Chávez, reveló detalles impactantes sobre su pasado. Entre ellos, destaca un lujoso regalo que recibió por parte del narcotraficante Pancho Arellano: unos “guantecitos” valuados en alrededor de 80 mil dólares, es decir, más de 1.4 millones de pesos mexicanos. Chávez aseguró que aún conserva este ostentoso obsequio.
Durante una conversación con el conductor Yordi Rosado, el exboxeador abrió su corazón para hablar sobre los años marcados por los excesos, las adicciones y sus vínculos sociales con figuras del narcotráfico mexicano. Sin tapujos, reconoció haber convivido con los capos más poderosos del país durante las décadas de 1980 y 1990, en fiestas privadas y reuniones exclusivas a las que era invitado como ídolo nacional del boxeo.
“Conozco a todos los narcotraficantes. Al Chapo Guzmán, Amado Carrillo, al Azul, al Mayo Zambada, al Güero Palma, a los Arellano… a todos los conozco porque cuando me coroné campeón del mundo, ellos me mandaban llamar. Si no iba, me llevaban”, dijo Chávez. Sin embargo, recalcó que su relación era meramente social y que nunca participó en actividades criminales. Incluso, comentó que tanto las autoridades mexicanas como estadounidenses estaban enteradas de su posición.
Uno de los momentos más llamativos fue cuando relató la entrega del regalo de Pancho Arellano. Aunque no precisó si se trataba de un collar o un dije, hizo un ademán hacia el cuello al referirse a los “guantecitos”. Además de esta pieza, Chávez confesó haber recibido droga, diamantes, relojes costosos y otros lujos como “muestras de afecto” de sus entonces amigos del mundo del narco.
También evocó una fiesta que se celebró tras su icónica victoria sobre Héctor “Macho” Camacho, donde estuvieron presentes varios líderes del crimen organizado. “Ese día había como mil años de cárcel reunidos. Estaban todos: los Arellano Félix, el Chapo, el Güero Palma, el Mayo, el Azul… Todos querían conocerme”, recordó. Esta declaración refleja el nivel de admiración que el crimen organizado sentía por Chávez, quien era una celebridad en la cúspide de su carrera.
Finalmente, el campeón recordó las etapas más oscuras de su vida, marcadas por la drogadicción. Reveló que llegó a consumir cocaína incluso mientras estaba hospitalizado por una sobredosis. “Cuando me cauterizaron por vomitar sangre, mandé traer cocaína al hospital”, narró. Hoy, lejos de ese pasado, Chávez se dedica a dirigir clínicas de rehabilitación y a compartir su experiencia para prevenir que otros sigan ese mismo camino.
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