“Me da miedo volver a Culiacán”: Julio César Chávez revela por qué no quiere regresar a la tierra que lo vio triunfar… y caer

Julio César Chávez, el más grande ídolo del boxeo mexicano, ha hecho una revelación que ha causado sorpresa y reflexión: le tiene miedo a Culiacán, la ciudad donde vivió sus años de gloria, pero también sus peores batallas personales.

Durante una emotiva participación en el podcast Un Round Más, conducido por los también ex campeones Marco Antonio Barrera y Erik “Terrible” Morales, el “Gran Campeón Mexicano” se sinceró sobre los motivos por los que ha decidido no volver a vivir en Sinaloa, a pesar de tener ahí profundas raíces y memorias imborrables.

Me da miedo ir a Culiacán… por los amigos”, confesó Chávez con la franqueza que lo caracteriza, al recordar cómo sus adicciones lo arrastraron a un entorno peligroso del cual apenas logró salir con vida.

El legendario pugilista, nacido en Ciudad Obregón, Sonora, pero criado y consagrado en Culiacán, aseguró que fue en esta última ciudad donde vivió sus mayores logros como campeón del mundo, pero también donde sus adicciones encontraron un terreno fértil.

“Culiacán me vio crecer, me vio coronarme campeón. Ahí prácticamente hice mi vida”, reconoció. Sin embargo, también fue el escenario de sus excesos, rodeado de amistades que, según él mismo ha admitido, pertenecían al mundo del narcotráfico.

En su momento más oscuro, Chávez convivió con figuras como Amado Carrillo, los hermanos Arellano Félix, Joaquín “El Chapo” Guzmán, “El Azul” y “El Mayo” Zambada. Todos ellos llegaron a reunirse en una fiesta organizada por el propio campeón en 1992, un hecho que hoy recuerda con cierta carga de arrepentimiento.

Me quedé en Tijuana porque fue aquí donde pude vencer mi maldita adicción. Aquí encontré la fuerza y el apoyo para rehabilitarme”, explicó, asegurando que su permanencia en Baja California está directamente ligada a su proceso de recuperación.

Julio César Chávez no niega sus orígenes ni su historia, pero tiene claro que volver a Culiacán podría significar abrir puertas que con mucho esfuerzo logró cerrar. Hoy, a sus 60 años, el campeón se enfoca en su salud, su familia y en ayudar a otros a superar sus propios demonios.

Del ring al abismo y de regreso, la leyenda del boxeo mexicano demuestra que el mayor triunfo no siempre se da con los guantes puestos. A veces, el verdadero combate está en sobrevivirse a uno mismo.