La llamada “Sala de Despecho” no es solo un bar más en la lista de la vida nocturna mexicana: es un concepto que mezcla karaoke, tragos temáticos y mucha catarsis colectiva al ritmo de Paquita la del Barrio o Luis Miguel. Nacido en Guadalajara y con sedes en la CDMX, Tijuana, Querétaro y ahora San Luis Potosí, este formato de entretenimiento emocional se había posicionado como uno de los más virales en redes sociales. Sin embargo, recientemente volvió a la conversación pública no por su música, sino por una presunta balacera registrada en uno de sus locales en la capital potosina.
Aunque la Fiscalía General del Estado confirmó que tomó conocimiento del hecho por notas de medios de comunicación —y no por alguna denuncia formal—, lo cierto es que el caso ha encendido los reflectores sobre el tipo de público que atraen este tipo de lugares, y si realmente hay condiciones de seguridad adecuadas. A pesar del escándalo, las franquicias de Sala de Despecho siguen en operación, impulsadas por su mezcla de experiencia gastronómica, cocteles temáticos y karaoke emocional.
El origen del concepto está ligado a la cultura del despecho mexicano: canciones dolorosas, recuerdos de amores perdidos y mucho dramatismo. Fue el Grupo Mandala y Grupo Enter quienes capitalizaron esta emoción para convertirla en un negocio nocturno: cada mesa tiene micrófonos, pantallas con letras de canciones, comida y bebidas con nombres de íconos del despecho, todo en un ambiente seguro —al menos en teoría— donde se vale llorar, cantar y beber.
El éxito ha sido tan rotundo que la marca se ha viralizado en TikTok e Instagram, donde se multiplican los videos de personas desahogándose a todo pulmón. Parte del atractivo es precisamente esa autenticidad emocional que ofrece, lejos del glamour habitual de los antros o la sobriedad de los restaurantes. Aquí el llanto es bienvenido, el grito también, y nadie juzga si lo haces con un “shot de Shakira” en mano.
Ahora, tras el incidente en San Luis Potosí, queda la pregunta en el aire: ¿este tipo de bares pueden garantizar la seguridad que prometen? La “Sala de Despecho” ha ofrecido una nueva forma de entretenimiento que conecta con una generación marcada por la intensidad emocional, pero si no hay protocolos claros de seguridad y reacción, incluso la mejor canción para el corazón roto podría terminar en una tragedia no cantada.